viernes, 29 de abril de 2011

A propósito de periodistas y dueños de medios

Con unos coleguitas conversavamos sobre el comportamiento de los periodistas y los medios. El artículo de Augusto Alvarez Rodrich en La República lo explica mejor:


BOGOTÁ. Aunque un clásico electoral es criticar sin razón a encuestadoras y periodismo, la verdad es que en el proceso actual la actuación de algunos medios es lamentable pues, así como los periodistas exigimos respeto a la libertad de expresión, la contraparte ineludible es ejercer el oficio con decencia, lo cual no está ocurriendo.


Esto ha producido un distanciamiento entre los periodistas que quieren desempeñarse con profesionalismo, decencia e integridad, y algunos propietarios de medios que han optado por una ruta distinta, es decir, el uso del periodismo –para vergüenza de sus antepasados– como el más vil de los oficios.


Su objetivo es respaldar en la segunda vuelta a Keiko Fujimori, lo cual sería una decisión editorial legítima si no fuera porque es asumida, simultáneamente, con una política informativa que desnaturaliza los hechos y miente con desparpajo.


Esto es lamentable porque, por un lado, viola un principio básico del periodismo: intentar acercarse a la verdad y no mentir a sabiendas. Y es más grave en el caso de la televisión pues, en ese medio, hablamos de espacios de dominio público.


En esta campaña de mentiras confluyen varios medios –de televisión, radio y prensa– que es fácil constatar que coinciden en temas, argumentos y oportunidades, lo cual recuerda, lamentablemente, a la manera como Vladimiro Montesinos organizaba a medios, broadcasters y periodistas corruptos para que actúen a su servicio. ¿Quién es hoy el gran guionista?


El objetivo es convertir a los periodistas en propagandistas de Keiko Fujimori, y botar a los que no se alineen. Esto ha producido despidos en Radio Líder de Arequipa y en Canal N, controlado por el Grupo El Comercio, el cual también ha amenazado, por el mismo motivo, a periodistas de América TV. No son los únicos lugares donde existe hoy este fenómeno penoso.


Esto se complementa con la contratación de última hora de comunicadores para encargarse de esa tarea sin obligarles a cumplir los principios periodísticos que supuestamente defienden los dueños pero que obvian cuando lo exige el bolsillo.


En este escenario lamentable para la prensa peruana, es alentadora la posición de algunos periodistas que –en vez de otros acomodados– se han plantado con decencia frente a propietarios que actúan sin ética, para enseñarles que, a diferencia de lo que están acostumbrados, no son loritos alquilados para decir lo que ellos se mueren de miedo de decir y que luego desmentirán si es que, al final, gana el candidato que denigraron, pues si bien tienen dificultades para conducir una empresa periodística con decencia, sí son diestros para el acomodo en función del mandato de su billetera.


Ojalá, finalmente, que este tema sea tratado hoy en el foro organizado por Ipys y el Consejo de la Prensa.

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