Federico More fue un periodista de la generación de los grandes intelectuales del siglo XX. Así como hubo impecables intelectuales tambien él fue un hombre de prensa que marco ejemplo en su tiempo. A contuación párrafos de sobre cómo entendía el periodismo de su libro "Andanzas de Federico More":
"El periodismo debe fundarse en dos virtudes: la imparcialidad y la benevolencia; mas debe ser implacable y justo. Para el periodista se ha hecho aquella máxima que Don Quijote le dictó a Sancho: “Si acaso doblaras la vara de la justica, no sea con el peso de la dádiva, sino con en el de la misericordia”. Este oficio está rodeado de odios y de envidias. Para el se ha inventado la censura y contra él se ensaña, de preferencia a la fuerza. Y en esto debemos ser implacables. No hay nunca perdón, amigos periodistas, para quien nos encadenó, par quien nos amordazó, par quien nos atemorizó. (…) Hay que buscar la forma de que convivan la dignidad y la libertad, el ejercicio del poder y el respeto a la persona humana. Hay algo peor que el esbirro que nos encarcela o el millonario que nos corrompe. Hay el hampón que nos sustituye. Mientras al médico no puede reemplazarlo el curandero ni al abogado lo suplanta el leguleyo, los periodistas seremos siempre víctimas del pirata del contrabandista. Nadie le hace más daño a esta dramática y agitada profesión, si es que profesión puede llamarse una actividad que no tiene más escuela que la calle ni más academia que la sala de redacción, ni más seminario que el café. Pese a todo, el periodismo, mientras merezca el nombre de tal, jamás será profesión académica y diplomada. El día que lo sea, es que habrá muerto. (…) La vida del periodista, del que ama su oficio, del que lo veo como juego y como pasión, se parece a la vida de los enamorados en que es aventura constante, peripecia interminable, infinito devaneo. Si el periodismo tiene la permanencia de las plantas y, como ellas, se marchita y renace, el periodista es fugaz y perecedero como las flores. El periodista no es vanidoso, porque se sabe efímero y que escribe para una hora. El escritor es vanidoso, porque siempre escribe para la eternidad y con vistas a la gloria".
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