Juan Santos Atahualpa |
Los movimientos
sociales, en el Perú, tienen toda una historia que ha concluido en violencia. Las
rebeliones estallaron desde la colonia hasta el presente siglo. Cajamarca, en
el primer tercio del siglo XXI, ha sido escenario de una insurgencia que no sólo paralizó a casi toda la región,
sino hizo tambalear al gobierno de turno que no tuvo otro camino que acudir a
las fuerzas represivas para pretender restituir el orden y la tranquilidad en
la capital de la región. A policías y militares movilizaron para intimidar a
toda una población indignada por los abusos del poder económico que es avalado
por el poder político. Lo que más indignó a esa población fue la traición del
que después llegó a ser presidente.
¿Hay una tradición insurgente en Cajamarca? Ya en la República, en la sierra norte, los
movimientos campesinos contra el gamonalismo no fueron tan fuertes como en el
sur del país. Pero hubo pequeñas rebeliones que fueron sofocadas con violencia
y muertes. Campesinos cajamarquinos fueron asesinados. En 1854, los
cajamarquinos con sus líderes a la cabeza, emprendieron la rebelión contra el
centralismo costeño hasta lograr su independencia como departamento.
Tal vez se pueda
asegurara que, en Cajamarca, existe una sangre insurgente que en cualquier momento
puede estallar debido a factores que lo alimentan en el momento. Teniendo en
cuenta a los últimos estudios del doctor Waldemar Espinoza, Juan Santos
Atahualpa es oriundo de Cajamarca. El historiador cajamaquino, cuando estuvo
por Cajamarca a fines del año pasado, en una conferencia, leyó algunos datos que muestran que el indio
rebelde Juan Santos es cajamarquino, “Dicen que ha nacido en esa ciudad pero
otros testimonios lo señalan como originario de Cajamarca”[1] Esa
ciudad se especula al Cusco. Así que, el primero que levantó la bandera de
rebelión contra los españoles, en 1742, fue nuestro coterráneo indio Juan
Santos. Mucho tiempo antes que la rebelión de 1780 de Tupac Amaru II.
Pero, ¿quién
fue Juan
Santos Atahualpa? Flores Galindo en su libro “Buscando un Inca” da a
conocer algunos datos del rebelde cajamaquino y dice: “Cuando habían terminado
las lluvias a fines de mayo de 1742 llegó Juan Santos Atahualpa al pueblo de
Quipongo (…) se supone que pudo haber nacido entre 1705 y 1710. De ser ciertas
estas fechas habría llegado a la selva central cuando frisaba los treinta años:
quizá la edad más adecuada para que un líder mesiánico inicie su prédica. No se
sabe de dónde venía aunque se sospecha que del Cusco guiado por un Piro. Dicen
que había nacido en esa ciudad, pero otros testimonios lo señalan como
originario de Cajamarca. Se le atribuye viajes a Europa y Africa…”
Si bien Santos no
inició su rebelión desde su tierra natal, Cajamarca, según Waldemar Espinoza,
pero lo hizo desde la selva central en Quispongo el pueblo a donde llegó para
“levantar a las conversiones del Cerro de la Sal” y para convertirse en líder de los indígenas de la
amazonía central y temido por los españoles y por los franciscanos a quienes
odiaba y también le odiaban.
De modo que, los
líderes como Juan Santos, no han dejado
de existir en Cajamarca. En el último
conflicto Conga han aparecido líderes que han dirigido y continúa dirigiendo la
lucha contra el proyecto minero Conga que, científicamente, es destructor no
sólo para la vida animal y vegetal, sino de las personas. Tal vez Manuel Ramos, Edy Benavides y otros más
dirigentes, puedan ser Juan Santos en pleno siglo XXI con la única deferencia que los tiempos son
otros y los modos de lucha también otros.
Al rebelde indio,
los españoles no pudieron capturarlo para decapitarlo como hicieron más tarde
con José Gabriel Condorcanqui. Fue un
tremendo dolor de cabeza para los europeos ibéricos que pretendían penetrar en
la selva central. Sobre todo para los evangelizadores franciscanos. En tanto, a los líderes cajamaquinos de hoy no
les pueden detener y decapitarlos, pero si son perseguidos a través de la
figura legal de la Criminalización de la Protesta Social que consiste en ser
denunciados y tener que comparecer en el Ministerio Publico cada cierto tiempo.
No es más que intimidarlos.
Si bien Juan Santos Atahualpa pretendió encontrar el
Inca y restaurar la monarquía cosa que fracasó como Tupac Amaru II, los líderes de ahora no
buscan un Inca como emperador del Perú de hoy, sino tan sólo buscan encontrar
el equilibrio entre el occidente y el mundo andino, entre el capital y la vida.
Si los movimientos sociales no han
tenido éxito para expulsar al enemigo, por su falta de unidad, pero sí han
tenido repercusión en el mundo de todo lo que ha sucedió a través del boom de
la tecnología. En segundos las muertes
en el conflicto Conga se supo en el mundo y las organizaciones no
gubernamentales en derechos humanos se pronunciaron. En el siglo pasado se
podía ocultar hechos, ahora no es posible.
Ahora al movimiento social se une el movimiento tecnológico.
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