¿Una nueva tempestad en los Andes ha vuelto a levantarse en casi los primeros quince años del siglo XXI?
Luis E. Valcárcel, el indigenista del siglo pasado, habló de una “Tempestad en los
Andes” cuya intención era reivindicar al
indio de ese entonces, reivindicar a la clase indígena. No era volver a las
estructuras del inkanato menos al territorio del Tahuantinsuyo. No era volver a
las formas de vidas prehispánicas sino que, teniendo en cuenta los términos de
clase y cultura, fue reivindicar una cultura
amestizada. Es decir, al Neoindio mestizo como lo llamaba Uriel García.
Hoy, a ese Neoindio, podemos llamarlo campesino mestizo o cholo de los Andes
que produce tempestades con la intención
de defender su cultura y su forma de vida.
En Cajamarca, desde fines del 2011, en que comenzó el
conflicto Conga, se ha comenzado a levantar tempestades rechazando la forma
como vienen llevando adelante una actividad económica, esa actividad es la
extractivista. En realidad, ya venía de un tiempo atrás. Solo que la tempestad
se hizo constante porque ese sector social cholo que ya ha producido tempestades con el fenómeno
de la migración en la década de los 50, decidió hacerse respetar como sector
social y fortalecer su dignidad como región.
Entre fines del 2011 y todo el 2012 un movimiento social
campesino se movilizó hasta llegar a la capital de la región donde expresaron
el rechazo a un proyecto minero que lo consideraban asesino y devastador. Para
ellos destruirse cerca de cuatro lagunas naturales era destruir sus actividades
económicas como la agricultura y la ganadería.
La primera tempestad que se da fue cuando los campesino de
Bambamarca, Celendín y parte de Cajamarca toman la ciudad de Cajamarca y se
apostan en el atrio de la iglesia San Francisco y desde allí exigen al gobierno
que los engañó a que deje sin efecto el proyecto minero Conga cosa que no lo
hizo. Esta primera tempestad puso en apuros no solo a los funcionarios de una
empresa, sino al mismo Estado que tenía como gobierno a un falso nacionalismo.
La tempestad fue tan fuerte que se tumbó al primer gabinete y el gobierno de
Humala tambaleó que no tuvo otro camino que acudir la fuerza y la intimidación.
Desplazó al ejército y a la policía.
Esta primera tempestad permitió observar la paulatina
madurez de una clase campesina que por
muchos años había sido golpeada por el gamonalismo del siglo pasado. No buscan
asistencialismo y facilismo de vida, sino continuar con su modelo económico que
por muchos años les ha servido para salir adelante. Imponer un modelo económico
que destruye a los otros, es destruir toda una vida y una cultura. Es negar la
existencia de una clase campesina cholificada.
La segunda tempestad
es la que se ha dado recientemente, el 05 de octubre. Es la de carácter
político. La población campesina de Cajamarca entera se ha expresado rechazando
lo que quieren imponer: una actividad económica primaria. Demostraron que no
están manejados por azuzadores y radicales. Sino su madurez y dignidad los ha
llevado a tomar la decisión de elegir a un representante que de alguna manera se identificó con ellos.
Esta segunda
tempestad, con el referéndum último,
casi arrasó con aquellos poderes que se consideran dueño del Perú y con
aquellos políticos y partidos que están por fenecer. Política y
democráticamente, a través de un representante político, los campesinos del
Perú profundo (Cajamarca), enviaron un mensaje al poder político central
diciendo que las decisiones no solo se toman desde el centralismo limeño, sino
en consulta con las otras naciones del Perú que merecen respeto.
La tempestad también ha motivado respuestas de políticos y
periodistas que no quieren aceptar las decisiones de los pueblos. Sobre todo
las decisiones políticas. Como siempre han salido a atacar con adjetivos que no
hacen más que encender más el odio en la sociedad peruana. A calificar a un
pueblo que no ha hecho otra caso que expresarse en un proceso electoral. En un
referéndum. Por esto es que le duele más
a la derecha intelectual y empresarial
de la capital peruana. Una clase dirigencial inepta cuando el Perú tambalea en
conflictos externos.
En el Perú, tempestades se continuarán levantando mientras
los derechos y las decisiones de los peruanos de los Andes no se respeten.
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