martes, 4 de noviembre de 2014

Crónica de un desalojo que terminó en tragedia. Crimen de Estado.

Cuerpo de Fidel Flores Vásquez  en entierro
La vida de don Fidel  Flores Vásquez terminó en el momento que defendía su hogar y el de su familia. Un proceso judicial, que venía de muchos años atrás, lo llevó a tomar una medida: defender su casa con lo que tenía a su alcance. ¿Cuán irregular fue el proceso? No se conoce a fondo, pero terminó con resultado trágico que los cajamarquinos continúan condenando y exigen justicia con la familia afectada.

Momentos antes que dispararan a don Fidel, éste suplicaba a las autoridades: policía y jueza, Nancy Araujo Cachay, que no lo desalojaran. Pero las autoridades no hicieron caso a la súplica del humilde padre de familia. La autoridad judicial, en todo momento, se mostraba imperante de ejecutar la medida sin prevenir lo que venía después: la muerte horrenda de don Flores Vásquez.

Las imágenes, que captaron los periodistas locales de Cajamarca, fueron vistos en las redes sociales unas horas después de la tragedia. No solo vistos en el Perú, sino en todo el mundo. La brutalidad como actuó la policía se notó en todo momento, brutalidad que representa a un Estado que a cada momento se deslegitima, brutalidad que identifica a una institución que tiene en su seno el país llamado Perú. Lo que cometieron contra el humilde padre fue brutalidad salvaje en pleno siglo XXI.

No fue una película ficcional cuyo escenario tenía la azotea de la casa de don Fidel, sino era un hecho real que el mundo entero, seguramente, se asombraba  e indignaba al ver lo que sucedía en el Perú y en Cajamarca.  Fidel Flores Vásquez aparece defendiéndose con ladrillos y piedras para que la policía no pueda ingresar en su casa. Los policías insisten en ingresar, pero se muestran incompetentes para poder reducir a un solitario hombre que no quiere que le quiten su casa. Estrategias y tácticas de desalojo que no perjudiquen a la vida de las personas le faltaba a la policía.

Entre bombas lacrimógenas y gritos de las personas que están cerca, se ve el disparó de una escopeta  de las manos de un policía que se encuentra a escasos metros de Fidel Flores que está en la azotea.  Éste cae de espaldas y comienza a sangrar su cuerpo. Uno de sus familiares corre a socorrerlo pero es golpeado brutalmente por más de cinco policías que ya habían subido. Lo indignante es que don Fidel, moribundo, también fue pateado por salvajes uniformados. En un costado se desangraba sin que nadie pueda hacerlo algo para socorrerlo.  Aparece una señora de edad, es la esposa del herido, pretende ayudar a su esposo, pero es, también, pateada por los policías que se comportan como asesinos.

En tanto, en la calle, otras personas son golpeadas y pateadas por los policías. La violencia originada por la policía peruana no cesa. Después de unos minutos, don Fidel Flores Vásquez, cargado y moribundo, es trasladado por sus familiares a una camioneta para trasladarlo al hospital cercano, pero ya no soporta más, a los pocos minutos deja de existir. Las autoridades peruanas, que se suponen  que deben establecer el orden y la ley, lo asesinaron.

Ya por la noche del viernes 31 de enero, los vecinos y la población de Cajamarca indignados, con ataúd en hombros, son  trasladados a la sede de la Divincri para protestar por tan horrendo asesinato cometido por la autoridad y, además, pedir la libertad de los familiares detenidos del fallecido. El dolor y la indignación habían vuelto a Cajamarca después de las cinco personas asesinadas en el conflicto Conga.

 El día domingo, a las dos de la tarde, aproximadamente, el féretro de don Fidel, se dirigió al cementerio general de Cajamarca, pero antes, se apostó frente a la Primera Comisaría de Cajamarca para rechazar el crimen cometido por esta institución. La indignación de la población volvió a notarse, intentaron arrojar piedras contra la policía, pero la prudencia reinó en ellos. Se retiraron con dolor.

En tanto, mientras el féretro se desplaza por las calles de Cajamarca, se conoció que el Juez  Eduardo Uceda Flores, quien meses antes había metido preso a cinco ronderos  urbanos,dejaba libre al policíaNorvi Gonzales Silva quien disparó contra el humilde padre de familia. No había dictado Prisión Preventiva a pesar de existir las pruebas evidentes. La injusticia, una vez más, se hizo presente.

Para el lunes, la primera autoridad de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca, Oscar Vasquez Arana, a través de los  medios aseguraba que la Juez Nancy Araujo Cachay ha sido separada del cargo y que será investigada. Del mismo modo el juez  Eduardo Uceda Flores será investigado por la OCMA. Pero, los  hijos de don Fidel Flores Vásquez, el mismo día anunciaron una movilización  con intención de que se haga justicia con ellos.

Sobre el asesinato, nadie se responsabilizaba. La juez acusaba a la policía, ésta a aquella.  Un asesinato empezaba a quedar  impune.


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