La historia nos recuerda que el 15 de noviembre de 1532, los españoles llegan a Cajamarca y que, de esta manera, se dio el choque de dos culturas: la andina y la occidental. Pero en lo que no se ponen de acuerdo los historiadores y parte de la sociedad es en celebrar o no ese encuentro. Se preguntan: ¿Es razonable recordar la matanza que cometieron los españoles? ¿Es correcto recordar ese 15 de noviembre en cada año? En Cajamarca, un grupo de jóvenes, más que organización del encuentro, su interés es buscar auspicios de las empresas privadas antes de indagar sobre la fácil conquista. A los organizadores es bueno preguntárselos si, ¿realmente, fuero los españoles los que conquistaron a todo un imperio en periodo tan corto o alguien les ayudaron?
Waldemar Espinoza Soriano en su libro La destrucción del imperio de los Incas, además de explicar la fácil conquista de los Incas por los españoles dice: “Podemos afirmar que los españoles callaron la asistencia y alianza de los señores étnicos, con un fin preconcebido: no perder las encomiendas. Si ellos hubieran manifestado que el Tahuantinsuyo fue conquistado por los mismos peruanos para entregárselo a los españoles, entonces ¿con qué derecho habrían reclamado gratificación de servicios a la Corona? Incluso Cieza de León, el sereno Cieza, disimula mucho el colaboracionismo de los señores étnicos. Para él hay varios factores, pero ninguno tan favorable como la rivalidad política entre Huascar y Atahualpa y el favor de la Divina Providencia desde luego”.
Lo que sí es bueno recordar es que el Perú, y necesita urgente estudio, nació como un pueblo donde el descontento era y es por doquier. Los grupos étnicos que fueron conquistados por los Incas, como lo fue luego en la Colonia y la esperanzadora República, no se sentían contentos pertenecer a un imperio poderoso: los Incas. Les quitaron el poder político y económico y socialmente fueron marginados. De modo que, a la llegada de los españoles, creyeron que había llegado su libertad y la ora de vengarse del gran señorío Inca. Muchos grupos étnicos se aliaron (una vez llegados los españoles a Cajamarca y a la muerte de Atahualpa) a los hombres de barbas prominentes. Esos Grupos étnico fueron: los Huancas, aliados principales; Los Chachapoyas, los cañaris y hasta los mismo Caxamarca.
Así que el 15 de noviembre debe servir no para recordar el genocidio cometido por los españoles en complicidad con algunas etnias, sino por el contrario, para hacer un análisis de cómo superar el problema de construir un pueblo como Nación y con un Estado fuerte. Construir una sociedad que, de presentarse al algún hecho contra el país, actúe en su defensa y no como hicieron, ante la invasión chilena, los peruanos oprimidos por la oligarquía y el latifundio peruano: primero con Chile antes que con Piérola. Construir un patriotismo junto al individualismo neoliberal.
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