Hace 42 años, José María Arguedas decidió terminar con su vida. Sin embargo, en los relatos cortos que escribió como Agua y las novelas mayores, Todas las sangres, Los ríos profundos, planteó y vivió el problema que hoy vivimos los peruanos y en especial los cajamarquinos. Ese problema es el viejo conflicto entre la sociedad occidental, con el capitalismo a la mano, y el mundo andino.
En las obras de Arguedas, el mundo occidental no podía convivir con el mundo andino. En pleno siglo XXI, la dualidad inconciliable de los dos mundos, al parecer, se repite. ¿El mundo occidental, con el capital minero a la mano, no puede convivir con el mundo andino? Flores Galindo en una conferencia dictada en 10 de diciembre en 1986 decía: “Se trata de indagar en dónde está la actualidad de la obra de Arguedas. No creo que sea la respuesta cabal a la pregunta, pero, una parte de ella, sería que la actualidad de la obra de Arguedas está en la capacidad de compenetrarse con el país y de fundir, además, los problemas sociales y colectivos con problemas personales”.
Los políticos desprestigiados y los periodistas mediana y hasta falsamente informados o guiados por algún interés, sentados desde la Lima colonial, han calificado que, la protesta social suscitada en Cajamarca contra una empresa minera irresponsable y abusiva, tiene tinte político y detrás están los radicales de izquierda. Y hasta han calificado que es ideológico. No hay modelo económico en el mundo que no sea ideológico. Todo proyecto va acompañado de un interés ideológico. La causa del conflicto de la minería con el mundo andino de Cajamarca es de carácter social complejo.
Los que ven el conflicto social de Cajamarca desde Lima, lo quieren ver con un solo ojo, que sólo ve a los radicales, a los cajamarquinos “imbéciles” que no quieren inversión, los revoltosos y subversivos. Se extirpan el otro ojo para no ver a los que traen los capitales_ que es importante_ y pretenden, con el aval del Estado que prácticamente no existe, introducirlos sin respetar los derechos de otras personas. Destruir cuencas sin importarles la vida humana y de demás seres vivos. Los empresarios mineros odian la licencia social y sí aman el permiso del Estado que ellos controlan.
La pregunta es si los partidos políticos y la prensa capitalina han contribuido a la solución de los problemas del Perú. La respuesta es que, en los últimos años, la prensa y los políticos, salvo excepciones, han actuado de espaldas a la nación para defender sus intereses. De modo que hay grupos sociales que no quieren compenetrarse con el Perú y descubrir, de esta manera, los problemas sociales que engloba a los personales. No quieren, como sí lo han hecho intelectuales del pasado, “ver la expresión de problemas mayores que han atravesado una biografía, pero que también han atravesado y atraviesan todavía a un país como el Perú”. No quieren que sus intereses se pierdan.
La actualidad de la obra de Arguedas no sólo está en no querer ver los problemas mayores del Perú, que viene casi desde la fundación de la República, sino en mantener el statu quo. En mantener la situación del poderoso sobre el más débil. Pero claro en otra sociedad y otros personajes que no son de los años 60 de Arguedas, empero el problema es el mismo: conflicto ente el capital y el mundo andino. Uno imponente y el otro débil. Una empresa minera que controla todo y una sociedad cajamarquina que es denunciada por aquella por reclamar por sus derechos. Un poder económico que es el Estado. No es más un problema desde la fundación de la República.
En las obras de Arguedas, el mundo occidental no podía convivir con el mundo andino. En pleno siglo XXI, la dualidad inconciliable de los dos mundos, al parecer, se repite. ¿El mundo occidental, con el capital minero a la mano, no puede convivir con el mundo andino? Flores Galindo en una conferencia dictada en 10 de diciembre en 1986 decía: “Se trata de indagar en dónde está la actualidad de la obra de Arguedas. No creo que sea la respuesta cabal a la pregunta, pero, una parte de ella, sería que la actualidad de la obra de Arguedas está en la capacidad de compenetrarse con el país y de fundir, además, los problemas sociales y colectivos con problemas personales”.
Los políticos desprestigiados y los periodistas mediana y hasta falsamente informados o guiados por algún interés, sentados desde la Lima colonial, han calificado que, la protesta social suscitada en Cajamarca contra una empresa minera irresponsable y abusiva, tiene tinte político y detrás están los radicales de izquierda. Y hasta han calificado que es ideológico. No hay modelo económico en el mundo que no sea ideológico. Todo proyecto va acompañado de un interés ideológico. La causa del conflicto de la minería con el mundo andino de Cajamarca es de carácter social complejo.
Los que ven el conflicto social de Cajamarca desde Lima, lo quieren ver con un solo ojo, que sólo ve a los radicales, a los cajamarquinos “imbéciles” que no quieren inversión, los revoltosos y subversivos. Se extirpan el otro ojo para no ver a los que traen los capitales_ que es importante_ y pretenden, con el aval del Estado que prácticamente no existe, introducirlos sin respetar los derechos de otras personas. Destruir cuencas sin importarles la vida humana y de demás seres vivos. Los empresarios mineros odian la licencia social y sí aman el permiso del Estado que ellos controlan.
La pregunta es si los partidos políticos y la prensa capitalina han contribuido a la solución de los problemas del Perú. La respuesta es que, en los últimos años, la prensa y los políticos, salvo excepciones, han actuado de espaldas a la nación para defender sus intereses. De modo que hay grupos sociales que no quieren compenetrarse con el Perú y descubrir, de esta manera, los problemas sociales que engloba a los personales. No quieren, como sí lo han hecho intelectuales del pasado, “ver la expresión de problemas mayores que han atravesado una biografía, pero que también han atravesado y atraviesan todavía a un país como el Perú”. No quieren que sus intereses se pierdan.
La actualidad de la obra de Arguedas no sólo está en no querer ver los problemas mayores del Perú, que viene casi desde la fundación de la República, sino en mantener el statu quo. En mantener la situación del poderoso sobre el más débil. Pero claro en otra sociedad y otros personajes que no son de los años 60 de Arguedas, empero el problema es el mismo: conflicto ente el capital y el mundo andino. Uno imponente y el otro débil. Una empresa minera que controla todo y una sociedad cajamarquina que es denunciada por aquella por reclamar por sus derechos. Un poder económico que es el Estado. No es más un problema desde la fundación de la República.
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