¿Dónde estuvieron los dirigentes nacionalistas cajamarquinos cuando estalló la crisis social entorno a Conga? No aparecieron por ningún lado. Ni siquiera los militantes aparecieron. Cuando reventó la protesta contra el proyecto Conga, dejaron de reunirse en su local partidario, donde se peleaban entre ellos por los puestos públicos, de donde se enviaba las ternas pero eran dejadas de lado en Lima para nombrar a otras personas en los puestos públicos. Nadie de los nacionalistas preveía lo que se venía. Ni los que hicieron de ideólogos en la campaña política se adelantaron al problema Conga. Esto demuestra que el nacionalismo no tiene vida orgánica política ni bases sólidas en provincias. Es decir, no tiene dirigentes, menos en Cajamarca. Los que fingieron de dirigentes después desaparecieron tras un cargo. Es más, no tiene y ni tendrán partido político que, como lo ha dicho Julio Cotler, es una preocupación para el Perú.
Si bien los cajamarquinos votaron por Ollanta, esto no quiere decir que las bases nacionalistas trabajaron para ello. No, falacia más grande. Los cajamarquinos votaron por Ollanta porque, como lo estaba la mayoría de peruanos, también estuvo cansado de los regímenes anteriores que movían la misma bola que creó el fujimorismo. Los peruanos estaban cansados del aprismo, del toledismo que no eran más que el fujimorismo. Los cajamarquinos estaban y continúan cansados de cerca de veinte años de minería irresponsable que pretende, ahora, destruir las cabeceras de cuenca donde el agua nace. Así que el nacionalismo en Cajamarca no tiene bases orgánicas, sino tuvo fuerzas sociales que, ni bien sintió una traición como lo consideran, se han lanzado a la lucha social contra al que eligió y el poder fáctico.
Una vez dada la primera movilización, que fue el nueve de noviembre del año que concluyó, los únicos que quedaban del nacionalismo por Cajamarca eran los congresista elegidos democráticamente: Rimarachín y LLatas. El primero, sin base partidaria que lo respalde, salió ante los medios locales a tratar de dar la lucha política y tratar de convencer al pueblo que su “partido” estaba de lado de los reclamos justos. Los periodistas locales le preguntaban si Conga va o no va. Al congresista le costaba responder a favor o en contra. De todo lo que dijo, (recordando su pasado izquierdista), ante las masas, se vino abajo cuando el domingo cuatro de diciembre su jefe, Ollanta, tomó la plaza principal de militares y policías y decretó el estado de emergencia. Rimarachín desapareció del trabajo político que intentaba hacer. No porque no lo podía hacer, sino porque el trabajo político había sido anulado desde arriba por la presión militar, por las armas. Y es más, el congresista no es un dirigente con base partidaria en Cajamarca. Del segundo, es decir de Llatas, ni qué hablar. No existe.
Después que la protesta cajamarquina contra Conga se había tumbado a un premier y a la mayoría del gabinete, y se había inventado a un nuevo premier menos dialogante e imponente como fue formado (Valdez), un dirigente de campaña política, defensor del nacionalismo en Cajamarca, salió, tardíamente, a tratar de construir, nuevamente, el puente político. Ese dirigente es Iván Salas. Intento hablar con la población indignada a través de algunos medios que le dieron espacio. Pero era tarde. Recibió más que respaldo, rechazo. No podía hacer nada porque el nuevo primer ministro dijo que trabajarán técnica que políticamente. Salas insistía en que se tienen que sentar a conversar, pero Oscar Valdez ya había excluido a los dirigentes que no eran de su agrado. Ahora, sólo el joven Ever Hernandez, solo, como gobernador, trata de batallar políticamente por la gestión de Ollanta.
Si bien la política es el conflicto de las partes para alcanzar el poder, también es construir partidos políticos fuertes capaces de debatir en los conflictos con el pueblo y las organizaciones sociales. Esto es lo que les falta a los nacionalistas no sólo en Cajamarca, sino en todo el país.
Ante la ausencia de dirigentes políticos del actual gobierno, y como consecuencia el nulo trabajo político en el conflicto minero de Conga, los dirigentes sociales de los frentes de defensa, con sus bases en las provincias y distritos, políticamente, lo hicieron muy bien, aunque al inicio hubo enfrentamiento entre ellos. Patria Roja, con el presidente regional a la cabeza, hizo lo mismo, sus bases se movilizaron en casi toda la región. Tienen al pueblo como sus bases cosa que no tiene el nacionalismo. Pero un mínimo error, se quedan sin fuerzas sociales que les respalden
El premier Valdez, en su presentación en el pleno del Congreso la noche del jueves, reconoció que el trabajo político es importante. Declaró que después lo van ha implementar. ¿Cuándo estalle otro Conga?
Si bien los cajamarquinos votaron por Ollanta, esto no quiere decir que las bases nacionalistas trabajaron para ello. No, falacia más grande. Los cajamarquinos votaron por Ollanta porque, como lo estaba la mayoría de peruanos, también estuvo cansado de los regímenes anteriores que movían la misma bola que creó el fujimorismo. Los peruanos estaban cansados del aprismo, del toledismo que no eran más que el fujimorismo. Los cajamarquinos estaban y continúan cansados de cerca de veinte años de minería irresponsable que pretende, ahora, destruir las cabeceras de cuenca donde el agua nace. Así que el nacionalismo en Cajamarca no tiene bases orgánicas, sino tuvo fuerzas sociales que, ni bien sintió una traición como lo consideran, se han lanzado a la lucha social contra al que eligió y el poder fáctico.
Una vez dada la primera movilización, que fue el nueve de noviembre del año que concluyó, los únicos que quedaban del nacionalismo por Cajamarca eran los congresista elegidos democráticamente: Rimarachín y LLatas. El primero, sin base partidaria que lo respalde, salió ante los medios locales a tratar de dar la lucha política y tratar de convencer al pueblo que su “partido” estaba de lado de los reclamos justos. Los periodistas locales le preguntaban si Conga va o no va. Al congresista le costaba responder a favor o en contra. De todo lo que dijo, (recordando su pasado izquierdista), ante las masas, se vino abajo cuando el domingo cuatro de diciembre su jefe, Ollanta, tomó la plaza principal de militares y policías y decretó el estado de emergencia. Rimarachín desapareció del trabajo político que intentaba hacer. No porque no lo podía hacer, sino porque el trabajo político había sido anulado desde arriba por la presión militar, por las armas. Y es más, el congresista no es un dirigente con base partidaria en Cajamarca. Del segundo, es decir de Llatas, ni qué hablar. No existe.
Después que la protesta cajamarquina contra Conga se había tumbado a un premier y a la mayoría del gabinete, y se había inventado a un nuevo premier menos dialogante e imponente como fue formado (Valdez), un dirigente de campaña política, defensor del nacionalismo en Cajamarca, salió, tardíamente, a tratar de construir, nuevamente, el puente político. Ese dirigente es Iván Salas. Intento hablar con la población indignada a través de algunos medios que le dieron espacio. Pero era tarde. Recibió más que respaldo, rechazo. No podía hacer nada porque el nuevo primer ministro dijo que trabajarán técnica que políticamente. Salas insistía en que se tienen que sentar a conversar, pero Oscar Valdez ya había excluido a los dirigentes que no eran de su agrado. Ahora, sólo el joven Ever Hernandez, solo, como gobernador, trata de batallar políticamente por la gestión de Ollanta.
Si bien la política es el conflicto de las partes para alcanzar el poder, también es construir partidos políticos fuertes capaces de debatir en los conflictos con el pueblo y las organizaciones sociales. Esto es lo que les falta a los nacionalistas no sólo en Cajamarca, sino en todo el país.
Ante la ausencia de dirigentes políticos del actual gobierno, y como consecuencia el nulo trabajo político en el conflicto minero de Conga, los dirigentes sociales de los frentes de defensa, con sus bases en las provincias y distritos, políticamente, lo hicieron muy bien, aunque al inicio hubo enfrentamiento entre ellos. Patria Roja, con el presidente regional a la cabeza, hizo lo mismo, sus bases se movilizaron en casi toda la región. Tienen al pueblo como sus bases cosa que no tiene el nacionalismo. Pero un mínimo error, se quedan sin fuerzas sociales que les respalden
El premier Valdez, en su presentación en el pleno del Congreso la noche del jueves, reconoció que el trabajo político es importante. Declaró que después lo van ha implementar. ¿Cuándo estalle otro Conga?
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