El fin de semana último estuvieron en
Cajamarca el presidente de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú y la
periodista María del Pilar Tello. Ambos hablaron de la situación del periodismo
en el Perú que son también los problemas del periodismo
en Cajamarca. El primero se refirió a la relación del periodismo con los
poderes fácticos y el poder de éstos sobre los medios y los periodistas. La
segunda, en breves rasgos, presentó su libro que fue comentado por Richar Lesetti Valer profesor de una universidad local. La
reunión motivó a que reflexionemos sobre
temas que tienen que ver con el periodismo en Cajamarca.
Lo primero que se aprecia en Cajamarca es que
los medios han crecido en Cajamarca en comparación al siglo pasado que no
pasaban la media docena entre radios, televisoras y medios impresos.
Actualmente, en tan sólo medios de televisión superan los diez donde, en la
mayoría de ellos, se emiten espacios periodísticos de información y opinión y programas
musicales de entretenimiento. Si bien los medios escritos son reducidos, sin
duda los tres o cuatro que existen representan al crecimiento de medios
impresos. Las radios son quizá las que más han crecido tanto en amplitud
modulada como en frecuencia modulada y que la mayoría de ellas tienen sus
espacios informativos o de opinión.
Ahora bien, el crecimiento cuantitativo de
medios y periodistas no garantiza la presencia de un periodismo cualitativo,
responsable y de calidad, comprometido con la sociedad. No para solucionar los problemas de la
sociedad civil, sino para fiscalizar y presionar a las autoridades para que
atiendan los problemas. Los periodistas no son autoridades como creen algunos.
Son fiscalizadores que al poder público y privado les jode.
El periodismo cualitativo, responsable y de calidad tiene que ver bastante con la
formación ontológica de la persona, del que hace periodismo, tiene que ver con
la formación ética del profesional en la comunicación. Es cierto que en las
actuales universidades no se dicta el curso de ética periodística, pero esto no
quiere decir que el profesional en la comunicación se alquile al buen postor.
La formación moral y ética del periodista y de otros profesionales mucho tiene
que ver con la formación integral que haya tenido en su hogar por sus padres.
Si éstos formaron un buen ciudadano entonces
será un prestigioso profesional.
¿A qué viene esta pequeña reflexión? A que, a
menudo, en los medios locales, especialmente en la televisión, periodistas y comunicadores
se vienen diciendo sus velas verdes, uno ataca al otro, éste sale no para
defenderse, sino para defender a la autoridad que le da cobijo. Otros salen en
sus medios para cuestionar moralmente a la autoridad, sin embargo el
moralizador resulta siendo inmoral tan igual como al que cuestiona. Al parecer,
en la actual sociedad, todos tienen las manos manchadas de corrupción. O como
dice parte del título del libro de del Pilar Tello “.Dioses, bestias…” en
periodismo.
Lo segundo tiene que ver, en Cajamarca, el
poder fáctico y los medios. Es bastante conocido que el poder fáctico económico
minero es fuerte y para lograr sus
objetivos no duda en poner en sus dominios a quien considera que lo incomoda.
La mayoría de medios y algunos periodistas y comunicadores no dudaron en formar
parte del cuadro de periodistas del poder mediático económico. Sino veamos el
último conflicto Conga. Sin duda, los medios y algunos periodistas están
sometidos al poder económico, es éste poder el que, en muchos casos, designa
los titulares de los medios. De modo que
es urgente preguntarse si los medios actuales defienden los intereses de la
ciudadanía, es decir los intereses de la ciudadanía de Cajamarca.
De lo que todavía nos libramos es de tener una
televisión al estilo nacional, donde los programas masivos priman en casi todo
el día. Donde la nueva cultura impera para dar a conocer una civilización del
espectáculo. Una cultura donde los programas se inmiscuyen en la vida privada
de otras personas y de las autoridades. Nos
libramos aún de esa televisión, empero pronto a de llegar porque el modelo así
lo decide. Una televisión con programas
cualitativos más que cuantitativos en receptores construye y forma
ciudadanía. Un periodismo de opinión, de
crítica, de formación de opinión pública es lo que necesitan los pueblos de hoy
para enfrentar a esa televisión de
periodismo de la civilización del espectáculo. Es el reto que tienen los
medios en provincias, incluido Cajamarca.
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