En la dicotomía periodismo y sociedad ésta es
la más antigua que alberga a aquélla que apareció entre los oficios que el
hombre pudo desarrollar. A medida que las sociedades iban desarrollándose y las
instituciones y el mismo Estado se creaban y fortalecían, hubo hechos que la
población se informaba a través del periodismo. Tal vez el periodismo, como
institución, haya surgido desde la invención de la imprenta y el desarrollo de
ésta. Informar, desde sus inicios, ha sido y es el papel del periodismo. Después,
a medida que pasaba el tiempo, se fue especializando. Entre periodismo y sociedad, ¿hay una exclusión
o ambos forman una moneda cuyas caras son inseparables?
Más que una hipótesis, lo siguiente es una
aseveración: el periodismo ha permitido que las sociedades revolucionen y
fortalezcan sus democracias precarias. La historia universal lo demuestra. Así, la revolución de la independencia de los
pueblos latinoamericanos donde había dominio del colonialismo español no se
hubiese dado si no hubiera existido el periodismo y con éste a hombres que
encendieran la idea de la emancipación. Los precursores de la independencia
utilizaron el periodismo para difundir la ideología de la emancipación. La
Enciclopedia, como parte del Neoclasicismo, fortaleció aún más la difusión de
las ideas que concluyeron en la independencia de los pueblos sometidos.
Manuel Gonzales Prada, maestro de la mayoría
de escritores del siglo XX, en su obra “Horas de lucha”, en el capítulo Nuestro
periodismo dice: "El periodismo encauza los arroyos difusos de las opiniones
individuales, les unifica y forma el irresistible río de la opinión pública”, y
toma a Tarde para reforzar su idea: “Si la literatura sirve para testificar la
existencia de una nación, los diarios aguzan la vida nacional, provocan los
movimientos globales de espíritus y voluntades en su cotidianas fluctuaciones
grandiosas”. Y continúa: “El periodismo
tiende, no sólo a formar el alma colectiva de un pueblo, sino la conciencia de
la Humanidad. Hoy, a merced del telégrafo y al diario, las grandes acciones y
los grandes crímenes reciben simultáneamente la glorificación o el vituperio en
el orbe civilizado. A cada momento escuchamos latir el corazón del planeta”.
Sí pues, es verdad, el planeta sigue latiendo
pero ya no con el telégrafo, sino con los nuevos medios de comunicación a
través de internet. Las denominadas
redes sociales como el Twitter o el Facebook y otras más, donde los indignados de todo el mundo se
expresan por descontentos sociales, han servido para encausar pequeñas
revoluciones masivas no sólo en sociedades en vía de desarrollo, sino en las mismas sociedades capitalistas.
Muchas de éstas protestas en contra de las medidas neoliberales. Modelo que
atraviesa crisis escalonadas.
A apropósito de los nuevos medios de
comunicación en internet y la revolución de la tecnología, el periodismo o para
ser más precisos el periodista tiene que reformular su rol. El periodista de
ahora, de la doble revolución como lo llama Ignacio Ramonet: tecnológica y
económica, ya no es un intermediario de los hechos con la sociedad. Ahora el
mismo ciudadano es el reportero de su información. Y él mismo se encarga de
difundirlo a través de los nuevos medios en internet. Ya no necesita al
periodista reportero tradicional de los medios tradicionales que cada día
pierden credibilidad por el contenido de los programas y por las informaciones que difunden.
Hay
quienes dicen que el periodista de ahora debe ser instantaneísta por la
rapidez o instantáneo de la información. Con esto quieren decir que el
periodista tiene que ser en su información lacónico e interpretativo. De toda la información que encuentre en los
actuales medios de comunicación como en los tradicionales, tiene que expresarlo
en formador de opinión pública o como
decía Gonzales Prada a fines del siglo
XIX, en formar conciencia Humana.
Pero en el periodismo también están aquellos
que forman la cara malévola o vil de los oficios como dijo un legendario del
periodismo peruano. A ahí están los mermeleros del periodismos, la prensa
reptilesca. El que confunde adrede el publicherri con la información, el que
deambula esperando que algún político o empresario caiga en sus redes del
chantaje…
Éstos no forman la conciencia Humana, ni encienden la llama de la reivindicación de los pueblos,
por el contrario la deforman y la contaminan con la vulgaridad. A éstos, a pesar que forman la prensa vil, los
políticos y los altos directivos de las grandes corporaciones privadas, los
separan presupuestos para ser remunerados a cambio de adularlos o atacar a quienes no piensen igual que ellos."En las grandes potencias, así
como en los pequeños estados, los presupuestos consignan sumas destinadas a los
periodistas oficiales y oficiosos, lo que se llama el fondo de los reptiles”,
dice Gonzales Prada.
¿Pero por qué los altos directivos de las
corporaciones y los políticos de turno auspician los sueldos de estos periodistas reptilescos?
Porque no quieren de los primeros que difundan las trasgresiones de las leyes o las injusticias
que cometen contra sus empleados o con la comunidad de influencia donde operan.
En el caso del segundo, no quieren que hagan público los actos de corrupción
que comenten en las obras de inversión púbica. Estos periodistas destruyen las organizaciones
públicas y privadas. Y si les quitas el
fondo de los reptiles, bien se ponen agresivos y enseñan los dientes o mueren
como en un charco nauseabundo sin agua.
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