martes, 1 de octubre de 2013

Periodismo y "el fondo de los reptiles"



En la dicotomía periodismo y sociedad ésta es la más antigua que alberga a aquélla que apareció entre los oficios que el hombre pudo desarrollar. A medida que las sociedades iban desarrollándose y las instituciones y el mismo Estado se creaban y fortalecían, hubo hechos que la población se informaba a través del periodismo. Tal vez el periodismo, como institución, haya surgido desde la invención de la imprenta y el desarrollo de ésta. Informar, desde sus inicios, ha sido y es el papel del periodismo. Después, a medida que pasaba el tiempo, se fue especializando.  Entre periodismo y sociedad, ¿hay una exclusión o ambos forman una moneda cuyas caras son inseparables?

Más que una hipótesis, lo siguiente es una aseveración: el periodismo ha permitido que las sociedades revolucionen y fortalezcan sus democracias precarias. La historia universal lo demuestra.  Así, la revolución de la independencia de los pueblos latinoamericanos donde había dominio del colonialismo español no se hubiese dado si no hubiera existido el periodismo y con éste a hombres que encendieran la idea de la emancipación. Los precursores de la independencia utilizaron el periodismo para difundir la ideología de la emancipación. La Enciclopedia, como parte del Neoclasicismo, fortaleció aún más la difusión de las ideas que concluyeron en la independencia de los pueblos sometidos.  

Manuel Gonzales Prada, maestro de la mayoría de escritores del siglo XX, en su obra “Horas de lucha”, en el capítulo Nuestro periodismo dice: "El periodismo encauza los arroyos difusos de las opiniones individuales, les unifica y forma el irresistible río de la opinión pública”, y toma a Tarde para reforzar su idea: “Si la literatura sirve para testificar la existencia de una nación, los diarios aguzan la vida nacional, provocan los movimientos globales de espíritus y voluntades en su cotidianas fluctuaciones grandiosas”.  Y continúa: “El periodismo tiende, no sólo a formar el alma colectiva de un pueblo, sino la conciencia de la Humanidad. Hoy, a merced del telégrafo y al diario, las grandes acciones y los grandes crímenes reciben simultáneamente la glorificación o el vituperio en el orbe civilizado. A cada momento escuchamos latir el corazón del planeta”.  

Sí pues, es verdad, el planeta sigue latiendo pero ya no con el telégrafo, sino con los nuevos medios de comunicación a través de internet. Las denominadas redes sociales  como el  Twitter o el Facebook y otras más,  donde los indignados de todo el mundo se expresan por descontentos sociales, han servido para encausar pequeñas revoluciones masivas no sólo en sociedades en vía de desarrollo,  sino en las mismas sociedades capitalistas. Muchas de éstas protestas en contra de las medidas neoliberales. Modelo que atraviesa crisis escalonadas.

A apropósito de los nuevos medios de comunicación en internet y la revolución de la tecnología, el periodismo o para ser más precisos el periodista tiene que reformular su rol. El periodista de ahora, de la doble revolución como lo llama Ignacio Ramonet: tecnológica y económica, ya no es un intermediario de los hechos con la sociedad. Ahora el mismo ciudadano es el reportero de su información. Y él mismo se encarga de difundirlo a través de los nuevos medios en internet. Ya no necesita al periodista reportero tradicional de los medios tradicionales que cada día pierden credibilidad por el contenido de los programas  y por las informaciones que difunden. 

Hay quienes dicen que el periodista de ahora debe ser instantaneísta por la rapidez o instantáneo de la información. Con esto quieren decir que el periodista tiene que ser en su información lacónico e interpretativo.  De toda la información que encuentre en los actuales medios de comunicación como en los tradicionales, tiene que expresarlo en formador de opinión pública o  como decía  Gonzales Prada a fines del siglo XIX, en formar conciencia Humana.

Pero en el periodismo también están aquellos que forman la cara malévola o vil de los oficios como dijo un legendario del periodismo peruano. A ahí están los mermeleros del periodismos, la prensa reptilesca. El que confunde adrede el publicherri con la información, el que deambula esperando que algún político o empresario caiga en sus redes del chantaje… 

Éstos no forman la conciencia Humana, ni encienden  la llama de la reivindicación de los pueblos, por el contrario la deforman y la contaminan con la vulgaridad. A éstos, a pesar que forman la prensa vil, los políticos y los altos directivos de las grandes corporaciones privadas, los separan presupuestos para ser remunerados a cambio de adularlos o  atacar a quienes no piensen igual  que ellos."En las grandes potencias, así como en los pequeños estados, los presupuestos consignan sumas destinadas a los periodistas oficiales y oficiosos, lo que se llama el fondo de los reptiles”, dice  Gonzales Prada.

¿Pero por qué los altos directivos de las corporaciones y los políticos de turno auspician  los sueldos de estos periodistas reptilescos? Porque no quieren de los primeros que difundan las  trasgresiones de las leyes o las injusticias que cometen contra sus empleados o con la comunidad de influencia donde operan. En el caso del segundo, no quieren que hagan público los actos de corrupción que comenten en las obras de inversión púbica.  Estos periodistas destruyen las organizaciones públicas y  privadas. Y si les quitas el fondo de los reptiles, bien se ponen agresivos y enseñan los dientes o mueren como en un charco nauseabundo sin agua.             
         
        

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