Los días 29, 30 y 31 de agosto Cajamarca fue escenario
del IV Concurso Internacional de Pintura
en que los arequipeños se llevaron los primero lugares. Asistieron al evento
artístico artistas plásticos de todas
las regiones del Perú con la intención, obviamente, de ubicarse en los primeros
lugares y, de este modo, lograr los premios ansiados. No sólo llegaron con el
objeto de participar y ganar, sino de expresar su concepción artística creando
su mundo ficcional.
El arte, como siempre lo he entendido, es la expresión de la
personalidad del artista. El artista plástico, como el creador literario, crea su mundo ficcional
que lo construye desde el mundo objetivo. El pintor, haciendo uso de sus
técnicas, construye ese mundo ficcional que algunos críticos literarios lo
llama Real Maravilloso. Éste no es más que el Realismo Mágico que, de alguna manera,
es realismo.
El artista, ya sea plástico o literario, en sus obras
expresa su personalidad psicológica. No tiene, exclusivamente, planeado pintar
o escribir. No hace caso la vida cotidiana exterior, sino la inspiración
interna que, en muchos casos, tiene que ver con los sentimientos y las
emociones que a veces no puede controlar. En su mayoría el arte, como terapia psicológica,
es una válvula de escape para el artista. Gracias a él, el pintor o escritor
mata sus monstruos que a veces lo lleva al filo del suicidio. José María
Arguedas, por mucho tiempo, se refugió en la literatura, en la creación
literaria, en sus novelas y cuentos que, de este modo, combatió sus monstruos
que tenía en su interior que, al final,
no pudo controlar.
Los artistitas que participaron en Cajamarca se ubicaron en
las diversas calles del centro histórico de donde, haciendo uso de sus técnicas,
construyeron sus propios mundos ficcionales a partir de lo que vieron objetivamente.
El cuadro ganador, que a simple vista son trazos sin compresión, no es más que
el mundo ficcional del autor. Es el reflejo de una de las calles de Cajamarca
pero desde la perspectiva psicológica del autor o pintor. Por eso siempre
entiendo que el cuadro de un artista o el cuento o novela del escritor es el
estado emocional de artista. Es la personalidad del creador.
Muchos de los escritores, además de tener a lado a sus psicólogos
que los ayudaban ante problemas emocionales, no solo lucharon contra sus
monstruos internos, sino contra esa personalidad que el psicólogo no entendía.
Éste no tenía más que el camino que tratar la personalidad patológica del
artista escritor o pintor.
Algunos dicen que el escritor o pintor termina en la pérdida de la razón. El
llevar la realidad objetiva a la ficción pude ser la causa.
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