La brutalidad del proyecto Conga, como lo asegura Hildebrandt en su revista de la edición última, no sólo es vista por los campesinos de Huasmín, Jerez, Sorocochuco y otras comunidades de la provincia de Hualgayoc, sino por la mayoría de las 13 provincias de la región Cajamarca. El conocimiento empírico de los campesinos, quienes viven cerca de la realidad objetiva: de sus ríos, lagunas y manantiales, ha hecho asegurar a ellos que Conga no debe seguir adelante. Para ellos no es necesario el conocimiento científico positivista, como lo proponen algunos periodistas cajachos, sino les basta la experiencia para decir que “Conga amenaza nuestras vidas y de nuestros hijos”. ¿Para qué un resultado científico si la razón empírica humana dice que afectará el agua?
Cajamarca es escenario donde se enfrenta la salvajada y brutalidad de un proyecto minero llamado Conga con la racionalidad y el conocimiento emperico de campesinos que ven sus vidas amenazadas. Y es escenario, de darse el proyecto, del crimen más grande cometido después de la llegada de los españoles a Cajamarca. Los Felipillos mediáticos no dejan de estar ahí.
Los tecnócratas limeños y los operadores de la empresa minera, quienes quieren que el proyecto no deba parar no sólo no quieren ver la amenaza, sino que hablan de desarrollo irracionalmente pasando con la destrucción de lagunas y manantiales. Es una salvajada y brutalidad. Plantean que es un problema político. Que personas hay detrás a que Conga no vaya. Que buscan réditos políticos. Tal aseveración no la podemos descartar pero el tema de fondo es agua y la vida. Al final la verdad del agua y la vida se impondrá sobre los que plantean politización del tema y de los que buscan protagonismo político.
No sabemos qué es lo que pueda pasar a partir de 24 noviembre fecha en que se inicia el paro indefinido contra la viabilidad de Conga. Lo que sí sabemos es que, sin ser científico, la destrucción de lagunas y manantiales, socialmente, es un crimen y, ecológicamente, no sólo amenaza la vida de campesino que se encuentran no sólo en la influencia del proyecto, sino en las cuencas donde hay vidas de ostras especies. Esperemos que la razón deje de lado al capital inhumano.
Cajamarca es escenario donde se enfrenta la salvajada y brutalidad de un proyecto minero llamado Conga con la racionalidad y el conocimiento emperico de campesinos que ven sus vidas amenazadas. Y es escenario, de darse el proyecto, del crimen más grande cometido después de la llegada de los españoles a Cajamarca. Los Felipillos mediáticos no dejan de estar ahí.
Los tecnócratas limeños y los operadores de la empresa minera, quienes quieren que el proyecto no deba parar no sólo no quieren ver la amenaza, sino que hablan de desarrollo irracionalmente pasando con la destrucción de lagunas y manantiales. Es una salvajada y brutalidad. Plantean que es un problema político. Que personas hay detrás a que Conga no vaya. Que buscan réditos políticos. Tal aseveración no la podemos descartar pero el tema de fondo es agua y la vida. Al final la verdad del agua y la vida se impondrá sobre los que plantean politización del tema y de los que buscan protagonismo político.
No sabemos qué es lo que pueda pasar a partir de 24 noviembre fecha en que se inicia el paro indefinido contra la viabilidad de Conga. Lo que sí sabemos es que, sin ser científico, la destrucción de lagunas y manantiales, socialmente, es un crimen y, ecológicamente, no sólo amenaza la vida de campesino que se encuentran no sólo en la influencia del proyecto, sino en las cuencas donde hay vidas de ostras especies. Esperemos que la razón deje de lado al capital inhumano.
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