Cajamarca es escenario donde se enfrenta la salvajada y brutalidad de un proyecto minero llamado Conga con la racionalidad y el conocimiento emperico de campesinos que ven sus vidas amenazadas. Y es escenario, de darse el proyecto, del crimen más grande cometido después de la llegada de los españoles a Cajamarca. Los Felipillos mediáticos no dejan de estar ahí.
Los tecnócratas limeños y los operadores de la empresa minera, quienes quieren que el proyecto no deba parar no sólo no quieren ver la amenaza, sino que hablan de desarrollo irracionalmente pasando con la destrucción de lagunas y manantiales. Es una salvajada y brutalidad. Plantean que es un problema político. Que personas hay detrás a que Conga no vaya. Que buscan réditos políticos. Tal aseveración no la podemos descartar pero el tema de fondo es agua y la vida. Al final la verdad del agua y la vida se impondrá sobre los que plantean politización del tema y de los que buscan protagonismo político.
No sabemos qué es lo que pueda pasar a partir de 24 noviembre fecha en que se inicia el paro indefinido contra la viabilidad de Conga. Lo que sí sabemos es que, sin ser científico, la destrucción de lagunas y manantiales, socialmente, es un crimen y, ecológicamente, no sólo amenaza la vida de campesino que se encuentran no sólo en la influencia del proyecto, sino en las cuencas donde hay vidas de ostras especies. Esperemos que la razón deje de lado al capital inhumano.
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