
El gobernante cae en el menosprecio_ dice Maquiavelo_ “cuando pasa por variable, ligero, afeminado, pusilánime, irresoluto: un príncipe debe protegerse de todo esto como de un escollo, e ingeniarse para que en sus acciones se advierta grandeza, valor, gravedad, fortaleza; en torno a las tramas de sus súbitos, debe procurar que su sentencia sea irrevocable; y manténgase en tal opinión, que nadie tenga el pensamiento de engañarle, ni de entramparle”. Empero la primera autoridad municipal, con lo sucedido en las actividades del carnaval, ha mostrado la falta de grandeza para enfrentar una revocatoria que ya ha sido anunciada. Se ha mostrado medroso, desesperado. Ha recurrido a lo “ligero, irresoluto” para enfrentar el proceso de revocatoria: dejar que personas desequilibradas tomen el Centro Histórico. Tal decisión no es de un político. No es de los hombres de grandeza, sino de los “afeminados” como enfatiza Maquiavelo. El remedio resultó siendo peor que la enfermedad. Sus asesores y sus gerentes están en cuidados intensivos. Así que el menosprecio es grande contra Bardales Vigo no por culpa de otras personas o por los periodistas críticos, sino porque le faltó _ como dice Maquiavelo_ “ingeniarse para que en sus acciones se advierta grandeza, valor, gravedad, fortaleza.”
Como se ve, o los consejeros están fallando o el alcalde no les hace caso. Deben recordarle lo siguiente a su gobernante: “Un príncipe debe inquietarse poco de las conspiraciones cuando el pueblo le tenga buena voluntad; pero, cuando le sea contrario y le tenga odio, debe temerlo todo y a todo.” El tema es que a la primera autoridad edil, el pueblo cajacho le odia cada día más. Las acciones que realiza son de menosprecio. Sus asesores, ante el menosprecio, deben idearse nuevas estrategias que permitan que sea menos odiada la autoridad edil.
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