miércoles, 5 de marzo de 2008

COMENTARIO




-PERIODISMO Y LITERATURA

La literatura y el periodismo (prensa) son dos terminologías que encierran un concepto, dos oficios cultos que en el fondo tienen una profunda coincidencia, esa coincidencia es: el lenguaje. Ambos utilizan signos lingüísticos: la escritura, la forma gráfica de la lengua que es complicada. Una, la literatura, utiliza la función poética o expresiva del lenguaje, o como dice Wellek y Warren, en su Teoría Literaria: “Uso especial del lenguaje, distinto del lenguaje coloquial o científico, con intención estética”; el otro, el periodismo, hace uso de la función representativa del lenguaje para informar a un sector de la población a través de notas periodísticas que deben ser claras, concisas y correctas. Pero ambos utilizan el lenguaje escrito.

Hay quienes, especialmente, profesores de periodismo, en las universidades, consideran que la literatura distorsiona al periodismo, que el periodismo no es literatura ni la literatura es periodismo. Sin embargo, existen crónicas y reportajes que son verdaderas joyas literarias; es decir, se ha utilizado un nivel del lenguaje escrito, la forma del lenguaje sin alterar el hecho de lo que se quiere informar o dar a conocer; o también hay novelas o cuentos que relatan hechos periodísticos con un lenguaje periodístico, sencillo y claro.

La historia nos demuestra la amplia relación literatura-periodismo. Periodistas que han terminado como escritores o éstos han terminado como periodistas. Allí están “Decamerón” de Boccacio, “A distant Mirror” de Bárbara Truchman, “Madame Bovary” de Balzac. Entre los de América Latina están García Márquez, creador de “Relato de un naufrago”. En este pequeño relato el autor recurre a un hecho histórico que sucedió el 26 de febrero de 1955: ocho miembros de la tripulación del destructor “Caldas” de la marina de guerra colombiana, habían caído a las aguas del mar del Caribe. En la especie de prólogo, que escribe Gabo, titulado La historia de esta historia, dice: “Este libro es la reconstrucción periodística de lo que él (el único sobreviviente) me contó, tal como fue publicada un mes después del desastre por el diario El Espectador de Bogotá”. Note usted, amigo lector, la técnica literaria utilizada en el pequeño relato periodístico: “En la popa estaba Ramón Herrera. Allí estaba también, como salvavidas de guardia, Luis Rengifo, con los auriculares puestos. En la media cubierta, recostado, agonizando con su eterno mareo, estaba el cabo Miguel Ortega…” Le acompañan al colombiano otros escritores que al mismo tiempo destacaron como periodistas: José Martí, Manuel Gutiérrez Nájera, Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, Vargas Llosa, Pablo Neruda, Julio Cortazar, Octavio Paz.

Con el Nuevo Periodismo norteamericano, la relación literatura-periodismo se refuerza más y los límites se van quedando en el periodismo tradicional. Uno de sus representantes, Tom Wolfe, decía que “consistía en ofrecer una descripción objetiva, completa, más algo que los lectores siempre tenían que buscar en las novelas o en los relatos cortos: la vida subjetiva o emocional de los personajes”. No es más que el uso de las técnicas utilizadas en las novelas. Es, lo que dije en el primer párrafo, una forma del lenguaje escrito. Una forma de dejar atrás la información cruda y dura de una nota periodística y hacerla más llamativa y entretenida. “Emplee frases cortas” recomendaba Hemingway. Sin volverla en ficción. A sangre fría de Truman Capote, es un ejemplo del nuevo periodismo. Esta novela, que es a la vez un gran reportaje, cuenta las causas, consecuencias, circunstancias y procedimientos de cuatro asesinatos ocurridos en Holcomb, un pequeño pueblo de Kansas, en 1959.

En una oportunidad, Tomas Eloy Martínez, prestigiado escritor y periodista argentino, se preguntó en una conferencia: “¿Con qué palabras narrar, por ejemplo, la desesperación de una madre a la que todos han visto llorar en vivo delante de cámaras? ¿Cómo seducir, usando un arma insuficiente como el lenguaje, a personas que han experimentado con la vista y con el oído las complejidades de un hecho real” Y en seguida, él mismo se respondió: “ Ese duelo entre la inteligencia y los sentidos ha sido resuelto hace varios siglos por las novelas”. El mensaje que se desprende del autor de “Santa Evita”, es que el periodismo debe aprovechar de la literatura recursos, técnicas para narrar hechos noticiosos. Y la literatura debe hacer lo mismo. Mario Castillo Hilario, en un ensayo Literatura para periodistas apunta: “Este mutuo enriquecimiento, ahora más que nunca, es una necesidad para el periodismo impreso.

Pero este trabajo, de hacer periodismo impreso con recursos literarios no es nada fácil como aprenderse de memoria a los clásicos del periodismo o la teoría completa de periodismo. Implica leer y escribir constantemente. Un conocido escritor del Boom decía: “antes de ser un buen escritor hay que ser un buen lector.La mayoría de graduados llegan con deficiencias flagrantes, tienen graves problemas de gramática y ortografía y dificultades par la comprensión reflexiva de textos” aseguró García Márquez. Eloy Martínez ha sido menos duro: “Casi todos los periodistas están mejor formados que antes, pero tienen_ habría que averiguar por qué_ menos pasión: conocen mejor a los teóricos de la comunicación pero leen mucho menos a los grandes novelistas de su época”. Como se puede apreciar, la literatura y el periodismo, antes de distanciarse, se necesitan mutuamente.
José Novoa M.

-DESVIACIÓN IDEOLÓGICA DEL APRISMO EN LA HISTORIA

El libro, que habla de al evolución ideológica de Víctor Raúl Haya de La Torre, publicado recientemente por Alan García, quien se da tiempo para escribir a pesar que ya viene afrontando problemas de inflación, ha suscitado comentarios no sólo en periodistas, sino también en académicos y politólogos. La derechización, su viraje al libre mercado y su sometimiento a las trasnacionales son las conclusiones de los analistas.

En el presente artículo describiremos la desviación ideológica del aprismo en la historia a través de los comentarios y testimonios de tres grandes intelectuales que ha tenido el Perú en el siglo XX y han conocido de cerca a Haya de la Torre y han sido militantes apristas. Ello son Alberto Hidalgo, Ricardo Luna Vegas y Federico More.

Alberto Hidalgo fue un eminente poeta arequipeño, que nació en 1897. Caracterizado por sus escritos explosivos y libelescos. Como periodista fue temido y respetado. Por su gran talento literario fue reconocido en las letras peruanas al pertenecer al vanguardismo. Consecuente con sus ideales democráticos y antiimperialistas, y sus sueños de solidaridad latinoamericana, fue uno de los primeros de afiliarse al APRA. Se adhirió a los principios y no a las personas. Sin embargo, un 07 de julio presentó su renuncia al Partido Aprista y en un folleto titulado “Por qué renuncié al APRA”, después de detallar acusaciones contra el partido, dice: Mi demanda es resultado de las ondas meditaciones en que me he sumido últimamente para averiguar las causas que pueden haber determinado a Víctor Raúl Haya de la Torre a malograr su porvenir y el de su partido; a prostituir su conciencia y contagiar la de sus allegados; a dar la espalda a la luz y sumirse en el fango, a ser, de 1932 a 1948, según parece eje de las actividades criminales imputadas al aprismo, a convertirse, en 1954, en el traidor número uno a su propio partido y a sus propios ideales, el juguete de los afanes imperialistas de los Estados Unidos, el desmemoriado por excelencia de los anhelos de justicia social del pueblo peruano, el apañador de los compañeros que conquistaron posiciones públicas para llenarse de dinero o de los que, bajo el disfraz de empleados de las Naciones Unidas, son sirvientes y propagandistas de la burocracia y el capital norteamericano”. Y, antes de estas declaraciones que evidencian el cambio de posición del aprismo que no es de ahora, el poeta muy margado dice: “Me voy del aprismo por los años que gasté en él; con amargura porque veo desvanecerse quizá por mucho tiempo las esperanzas de que las ideas socialitas se abren paso de nuevo…Me voy a casa, para quedarme probablemente solo, no para alquilarme como algunos ni traicionar como otros y sí para refugiarme en mi vocación de pobre y en mi destino de poesía”. Testimonios que pintan cómo fue y es el partido de la estrella.

Ricardo Luna Vegas, fue un abogado que militó en el aprismo desde los 17 años. Ocupó puestos importantes en el partido. En 1954, decepcionado por la derechización del parido aprista y de su líder, renuncia al partido. A consecuencia de la polémica de Víctor Raúl haya de la Torre con José Carlos Mariátegui(ruptura ideológica) y la falsa publicación de esa polémica, Ricardo Luna escribe el libro Mariátegui , Haya de la Torre y la verdad histórica. En este libro, el ex militante aprisa, revela los cambios hechos por Haya a los cinco principios apristas, y escribe: “Años después,_aunque traten de ocultarlo los historiadores apristas y proapristas_el propio Haya permitiría introducir en ese programa importante modificaciones que lo desnaturalizaron por completo…” En el libro dice que suprimió la palabra “Yanqui”. “ En 1978 su partido sólo ofrece una ‘resistencia constructiva al imperialismo’, dejando este término ambiguo para poder incluir, según su conveniencia, a la Unión Soviética, que para el APRA se convirtió, en reemplazo del imperialismo yanqui, en el principal enemigo de los pueblos de América Latina. ¡Vertiginosa evolución al pro-imperialismo yanqui!”, se sorprende Ricardo Luna. En relación a la unidad política de América Latina, dice Luna que no sufrió modificación pero quedó allí como mera declaración lírica, luego que el fundador de APRA propugnó, en vez de la acción contra el imperialismo yanqui, la colaboración con el mismo y, en casos extremos, la resistencia constructiva. En el tercer punto, por la nacionalización de las tierras e industrias agrega el autor: “Con el objetivo de no asustar a los latifundistas e industriales, sobre todo a los norteamericanos y por eso se agregó a ‘nacionalización’ la palabra ‘progresiva’”. Por la internacionalización del Canal de Panamá, el libro de Luna, dice que después de haber comprobado personalmente el intolerable régimen de opresión y discriminación racial que el imperialismo yanqui había establecido en la República de Panamá, Haya dio las espaldas a las aspiraciones nacionalistas de su pueblo en su lucha por la reivindicación de la soberanía sobre la Zona del Canal y favoreciendo los intereses de los Estados Unidos.

Aún más.En la polémica de Mariátegui con Haya, éste desde México suscribe el 22 de enero de 1928, un extenso manifiesto conocido como el Plan de México, en el que habla del Partido Nacionalista Libertador del Perú cuyo jefe supremo será Víctor Raúl Haya de la Torre. Después de la transformación del APRA de alianza en Partido, Mariátegui decidió escribir, con fecha del 16 de abril de 1928, una importante carta a los compañeros de la célula de México refiriéndose al Partido Nacionalista Peruano : “ porque como pieza política pertenece a la más detestable literatura eleccionaria del viejo régimen. No hay ahí ni una sola vez la palabra socialismo… Me opongo a que un movimiento ideológico que, por su justificación histórica, por la inteligencia y la abnegación de sus militantes, por la altura y nobleza de su doctrina ganará, si nosotros mismos no lo malogramos la conciencia de la mayor parte del País, aborte miserablemente en una vulgarización agitada electoral…” María wiesse, biógrafa del Amauta, respecto de la carta de Mariátegui, dice: “a esta carta responde Haya de la Torre en términos despectivos y con pretensión de ironía”. Según Basadre(1975): “a Víctor Raúl se le fue la pluma…como le ha ocurrido más de una vez y aludió en algunos de sus pasajes a ‘delirios de enfermo’ y ‘sueños de liciado’”.

Federico More, extraordinario periodista y ex militante aprista, también tiene sus reparos sobre Haya de la Torre. En una carta titulada “Carta de un desesperado” , More le dice al líder del APRA lo siguiente: “Ha detenido usted el progreso democrático y el avance liberal y ha prostituido usted, con perversidad infantil, el sentido marxista. Es usted un andrógino de la política…Usted tiene la culpa de que no nos haya sido totalmente posible aplicar la patriótica política financiera del Perú. La hemos aplicado nada más que en buena parte, pero si usted y sus muchachos asesinos no actuasen, los ricos no habrían alzado, tan insolentemente, sus voces para oponerse a esa política financiera…”

Esto es, a breves rasgos, cómo la desviación ideológica de Haya y del aprismo, viene desde tiempo atrás. Entonces no es que es una evolución ideológica, sino que una desviación de acomodación a los contextos como lo hizo con Odría. ¿A dónde más virará el aprismo de este tiempo?, ¿dejará de ser partido político para pasar a ser grupo de cumbia andina?

José Novoa M.

-AGONIA DE LA EDUCACIÓN
“El Perú es un organismo enfermo: donde se pone el dedo, salta la pus”, escribió Manuel Gonzales Prada en el siglo XIX. Mucho tiempo después, en pleno siglo XXI, un órgano de todo ese organismo que se llama Perú, de donde supura la pus nauseabunda, de donde esa materia infecta a los demás órganos, se encuentra en la crisis más alta de la toda la historia republicana. Ese organismo se llama Educación.

Lo primero que tenemos que decir es que casi nunca, por no decir nada, hubo ni hay un Plan Nacional de Educación. Casi todos los que llegaron al poder, siempre han improvisado en cuestiones educativas: un proyecto por un lado (Bachillerato), otro en otra dirección ( PLANCAD) sin ningún pensamiento sistémico que vea el problema de la educación holísticamente.

Lo Segundo que tenemos que decir es que la agonía de la educación no es sólo de este tiempo, sino que es histórico, en el cual el mal se ha venido procesando a través de etapas y políticas de los gobernantes que llegaron al poder, y de las actitudes de ese sindicato que se llama sutep, que en nada a contribuido en tratar la agonía de la educación. El mal estuvo ahí, palpitante, pidiendo que alguien la ausculte y no llegue a la agonía en que se encuentra. Sin embargo, nada se hizo.

Y tercero, salvar a la educación de esa agonía, no se logra buscando, unilateralmente, culpables, responsabilizándolos ante la sociedad civil como los únicos que tienen culpabilidad. Esta manera de ver el problema hace crear en la población odio, violencia y desprestigio. No sólo el profesor es el culpable de la agonía de la educación. El actual gobierno aprista lo ve así. El tratamiento es sistémico, comunicativo, entre los agentes que hacen la educación peruana: Estado (Concejo Nacional de Educación), profesores, padres de familia y alumnos. Insultos traen odios y violencia.

Un tema importante para tratar la agonía de la educación, en el cual los agentes educativos, cuando se sienten a conversar, es la participación del hogar, de la familia, de los padres, en la formación de cognoscitiva y afectiva de sus menores hijos. Debe entenderse que las familias de ahora han sufrido un cambio en cómo educar y formar cognoscitivamente a sus hijos. Los padres de ahora ya no son los mismos que de ayer, éstos educaron a sus hijos diferentes a los padres de ahora, éstos atraviesan muchos problemas: ausencia de los padres en casa por el trabajo, padres viviendo en clima de violencia, padres sin autoridad moral para educara sus higos, padres e hijos atrapados por la tecnología de las películas en CD que reemplaza al hábito de la lectura. El padre y la madre no lee en casa. Esto es un tema que tiene que tratarse integralmente y con la participación de los especialistas. Es un tema sociofamiliar.

El actual gobierno, ante el ranking de la calidad educativa que nos ubica en los últimos lugares, ha implementado una serie de políticas con la intención de salvar a la educación de la agonía en que se encuentra. Las medidas pueden ser buenas, como evaluar a los profesores, pero no sólo como único indicador de evolución; sino que debe evaluarse en el desempeño de su trabajo en el aula. En el último examen, cuántos buenos maestros en el aula no llegaron a catorce o no llegaron a once. Seguramente muchos. Lo que se nota en esas decisiones políticas es improvisación que no obedece a un Plan Nacional de Educación, sino a un acto desesperado de sanar el problema responsabilizando a un solo agente: profesor. La pregunta es: ¿Logrará el profesor, que en el último examen sacó 15, superar los problemas de comprensión lectora y de operaciones de matemática, en los estudiantes que no están bien alimentados, que viven en un clima familiar de violencia, que observan en los políticos que ocultan la corrupción de uno de sus colegas, que el padre llega a la casa con los CD de las últimas películas…? Estamos seguros que alcanzará ni el diez por ciento. Porque no se cuenta con un Plan Nacional de Educación donde se considere las causas y los síntomas, donde esté los males: corrupción, burocratismo, desnutrición, destrucción moral de las hogares…

La suspensión de la creación de nuevas facultades de Educación y de los ingresos a las actuales facultades no sólo es un medicamento temporal, porque no ataca el mal principal de la agonía de la educación: mal asistémico. La proliferación de profesores, que se encuentran desempleados, a través de los Pedagógicos y las facultades de educación, no es culpabilidad del profesor, del padre de familia, sino de las políticas implementadas por los gobiernos que no cuentan con un plan nacional que sólo actúan por reacción, y no por lo que sucederá más adelante. La liberación de la educación, que se ha convertido en mercancía, en un medio par lucrar unos con responsabilidad y otros sin éso, ha hecho que las instituciones educativas de los tres niveles, se proliferen y formen educares sin que el estado no intervenga con el pretexto la inversión. La pregunta final es: ¿El Estado intervendrá, cumpliendo con la última disposición en las instituciones privadas educativas? Sólo esperemos que nos responda el tiempo.
José Novoa M.
Josnoam05@ yahoo.es


-LOS ARRIBISTAS ¿CUÁNTO DAÑO HAN HECHO?
Mucho se ha escuchado hablar de la palabra arribista dirigido a una apersona o arribismo cuando se refiere a la concepción del término. En las campañas electorales ya sea para la presidencia de la república o a los gobiernos municipales y regionales, mucho se ha escuchado pronunciar, por los candidatos y sus seguidores, las expresiones arribista y arribismo. “Nosotros trabajamos sin ningún arribismo”, dijo en una oportunidad un congresista por Cajamarca. La concepción del término también es comentado en los programas periodísticos, en los artículos o editoriales de los diarios y revistas. Del mismo modo, el poblador que forma parte de la sociedad civil peruana, también dice: “Ése es un arribista”.

Pero, ¿qué contenido semántico tiene el término arribismo y su derivativo arribista? El sociólogo Carlos Delgado, en su libro Ejercicio sociológico sobre le arribismo en el Perú, escribe: “El arribismo parece tener dos principales modalidades operativas. Una es la adulación genuflexa a quien ocupa posiciones de poder. La otra modalidad del arribismo se expresa en la agresión verbal generalmente indirecta, en el ataque a mansalva en chisme, en la crítica destructiva, en el chiste peyorativo de aplicaciones zahirientes y de doble intención”. Delgado agrega que, dentro del contexto social, para tener éxito es preciso “traer abajo” a otros individuos. Al deseo desenfreno por “subir”, luego de traer abajo al otro, dice el sociólogo, se denomina en el Perú arribismo.

De modo que, en el Perú, los arribistas no sólo están inmersos, (atendiendo a lo que explica Delgado de las dos modalidades del arribismo), en el escenario político; sino también en otros escenarios sociales que van desde la familia hasta esferas diplomáticas. Hay arribistas en el ambiente periodístico, en el espacio la laboral de un burócrata o tecnócrata, en el trabajo académico de un profesor de escuela. Incluso, dice Carlos Delgado que hay arribistas en las esferas intelectuales. Hay arribistas que, a través de los medios de comunicación (prensa, radio, TV e Internet) sobonean a las empresa trasnacionales que les ha dado un puesto laboral, y atacan e insultan a los que cuestionan su mal funcionamiento.

Pero si centramos la mirada y el análisis en el círculo político partidario, casos sobran como para escribir un libro completo y prólogo encima. El sobón o el franela como se llama en el lenguaje popular, que son actitudes de los arribistas, sobran en el ambiente político. Hay arribistas que adulan a la autoridad municipal con la intención del mantenerse en el puesto donde se encuentra o con la intención de desplazar a la otra persona que se convierte en su rival. A la autoridad le alcanzan el abrigo, le abren la puerta del vehículo oficial, le dicen que no declare a la prensa porque ésta, al arribista, le puede desenmascarar como tal. Hoy en día, a diferencia de años anteriores, los arribistas suelen presentarse como asesores o como colaboradores de las autoridades o, también, funcionarios de confianza que no hacen más que otra cosa que adular a la autoridad que posee el poder. El raje, el insulto, con tan sólo defender al que tiene el poder, son también ingredientes del arribista. Éste, dejando de lado su formación como persona en el ceno de su familia, se convierte en un agresivo verbal, en un insultante de alto profesionalismo. Dice, por ejemplo: seudoperiodistas, burros, ignorantes, periodistas foráneos… si no lo hace puede perder su puesto y deja de ser arribista.

En consecuencia, ¿Cuánto daño ha hecho el arribismo? Lo primeros que se debe decir es que esta forma de actitud de las personas “supone aceptar que no es el comportamiento arribista el que determina las modalidades funcionales de los sistemas de relación social, sino que por el contrario, el arribismo debe ser entendido como derivación y producto de los ‘sistemas’ que lo tipifican”. El arribismo y con él, el arribista, a pesar de “obedecer a imperativos de carácter social generados por la propia estructura de la sociedad peruana”, han llevado, en muchos casos, en el Perú, a estados de conflictividad o como dice Delgado: “como medio a través del cual algunos aspectos de las interrelaciones sociales en el Perú podrían tornarse inteligibles”. El daño es muy grande porque, a través de esta forma cultural de algunas personas, las interrelaciones sociales se han convertido en serios conflictos de persona a persona o entre grupos de personas que forman parte de una actividad profesional. La comunicación, en estos conflictos prácticamente no existe, y si está presente no como debería estar. El daño no sólo es en el clima de la institución, sino en la producción de la misma. El arribista, aliado con el modelo actual que a todo ha convertido en un medio para lucrar, se ha convertido en un protagonista sin contenido moral, en una persona sin espíritu cívico y espiritual, sin contenido humanistico. Se ha convertido en un ser dañino para la sociedad democrática que se anhela practicar. Los arribista han hecho bastante daño y seguirán haciendo mientras el carácter social del país no cambie por otro cuyo motor sea una educación de contenidos transversal y soberanía.
Por José Novoa M.
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-CAJAMARCA, ¿DE UNA CIUDAD DEL CUMBE A UNA COSMOPOLITA?
En menos de diez años, la ciudad del Cumbe como se la denomina a Cajamarca ha sufrido cambios no sólo visto por el análisis de académicos e intelectuales; sino por el observar de la gente común y corriente de esta ciudad de los andes. Efectivamente, si miramos retrospectivamente el escenario de esta ciudad de los caxamarca._ sin hacer un pasadismo nostálgico_ la Cajamarca de hoy ya no es la de ayer.

En ésta, es decir la Cajamarca de ayer, crecimos con las propias características de su escenario, en ésta crecieron nuestros padres y hermanos, en ésta fallecieron nuestros abuelos, en ésta la agroindustria y la agropecuaria pretendían convertirse en palancas de desarrollo de nuestra región (Cajamarca era la segunda productora de leche en el Perú). Si bien no teníamos una burguesía rural y urbana en consolidación como la de la región de Arequipa, pero sí la intención de querer alcanzarla. En ésta, hace poco (entre 1988- 1995) el cooperativismo agrario, consecuencia de la Reforma Agraria y el cercenamiento del gamonalismo en Cajamarca, ha devenido en el minifundio con las buenas intenciones de querer convertirse en el nuevo escenario de desarrollo de la economía cajamarquina. Podría haberlo hecho, empero las políticas liberales inaugurado por el fujimorismo, en cómplices con un Estado más protector de las inversiones extranjeras, lo liquidó. El Estado abandonó y continúa abandonando la producción agropecuaria y agrícola no sólo en Cajamarca, sino en el Perú. Con el minifundio, no sólo la tierra retornó a sus antiguos dueños; sino modificó la estructura social y económica de la región Cajamarca.

Hasta aquí y muchos más, fuimos la ciudad del Cumbe con sus propias formas culturales, con su conformación demográfica aliviada, con sus valles y campiñas más envidiadas del Perú, con sus calles llenas de historias y leyendas, con ciudadanos cajamarquinos más comprometidos con su terruño, con carreteras a las provincias no asfaltadas pero sí transitables lejos de ser abandonadas por empresas, y con autoridades que le sobraron el entusiasmo de querer trabajar a pesar de la escasez del dinero como sí lo hay hoy en Cajamarca.

Entrado la década de los noventa, Cajamarca experimentó el fenómeno de la incursión de capital extranjero para los proyectos de exploración y explotación minera. Este capital, que ni en la producción lechera se había logrado, sorprendió a los cajamarquinos, ¿o no estamos preparados para el capitalismo? Además, este capital apoyado por un Estado que olvida la construcción de un capital nacional, modificó la estructura social y económica de los cajamarquinos. Unos dicen, con estos cambios estructurales y formas de pensamiento, que “Cajamarca es una ciudad cosmopolita”. De modo que, la pregunta que surge es: ¿de una ciudad del Cumbe a una cosmopolita?

En lo social, el primer fenómeno que se divisa es la lucha de dos espacios geográficos: urbano y rural, en contra de la trasnacional minera asentada en Cajamarca desde los primeros años de los noventa. Una especie de lucha de clases contra el capital extranjero. Por un lado la población urbana lucha contra la empresa minera por la cantidad y calidad de agua que necesita para beber. Considera que la trasnacional lo ha alterado. Esta lucha ha suscitado una movilización social que jamás en la historia se desarrolló (08 de septiembre del 2004). Y por otro lado, la población campesina, de las zonas aledañas a las empresas mineras, también desarrollan su propia lucha por el agua para su agricultura y el justo precio de sus tierras. Una lucha de los campesinos ya no contra el gamonal (quien en complicidad con los gobernantes ensanchaba sus tierras y sus ingresos a costa de mano barata); sino contra el capital extranjero que además de traer capital (dinero), empobrece la situación de los campesinos. “A pesar de que el PBI había crecido, la situación del país había empeorado”, dijo Joseph Stiglitz refiriéndose al país Papúa Nueva Guinea, quien tenía problemas con la inversión. Con estas características no somos una ciudad cosmopolita donde los conflictos es una forma de dependencia dominante ante las organizaciones trasnacionales. Y lo más agrave, como siempre lo ha sido, en complicidad con el un Estado cuyo gobernante se ha convertido en actor de publicidad de las trasnacionales que dominan el país. No somos una ciudad cosmopolita porque éstas tienen universalidad con las competencias de las demás ciudades de la región latinoamericana y del mundo. Cajamarca no lo tiene; aún estamos atrapados en las redes del pensamiento de la Republica Aristocrática, y quizá, del pensamiento colonial.

En lo económico, sorprendió una grande cantidad de divisas que a través del canon llegan a los gobiernos locales y regionales. Los alcaldes y el presidente regional, ante la cantidad de dinero, se muestran ineptos para poder gastar en proyectos de necesidades prioritarias. En este sentido no somos una ciudad cosmopolita porque nuestras autoridades no se pueden universalizar junto a las autoridades de las ciudades del mundo. Demográficamente, Cajamarca ha crecido desordenadamente porque el arreglo y las prebendas con las autoridades o los funcionarios, es más fuerte que la norma. Tendremos que esperar mucho tiempo para ser una ciudad cosmopolita y, a demás, tener un pensamiento diferente.