Sin duda el despunte político de
Gregorio Santos Guerrero, “Goyo”, se inició no con su incursión como candidato
en el proceso electoral en el 2006, sino con la posición que tomó en el
conflicto Conga. Ningún otra autoridad lo hubiese hecho, sino recordemos la
decisión que adoptó el alcalde de entonces Ramiro Bardales. De alguna manera
Goyo le debe a la mayoría de la población cajamarquina que salió a las calles,
le debe el personaje en que le ha convertido. Si la población no hubiese
protagonizado el conflicto Conga, que hizo temblar al gobierno de turno, Santos
sería un político más como los que aparecen y desaparecen.
A demás, para convertirse en el personaje que
es ahora, Santos, posiblemente, les agradece a sus enemigos que se ganó por su
posición en el conflicto. Le hicieron un gran favor sus enemigos políticos a
nivel nacional y los enemigos en
Cajamarca. Periodistas de la gran Lima, periodistas locales, autoridades
políticas, poder fáctico, instituciones que administran justicia le hicieron la
chamba al camarada “Marañón”. El tremendo error que cometieron sus enemigos es
lograr que lo encarcelen. “Lo han convertido en el Nelson Mandela de Cajamarca”
dijo un periodista limeño y aprovechó para atacarlo. Es que la derecha peruana
piensa mediáticamente, es decir no piensa en escenarios futuros, sino en
destruir el escenario o personaje mediato que le perturba.
Santos en libertad continúa siendo
punto de críticas y comentarios. Periodistas locales o de otros lugares que
visitan Cajamarca, dirigentes políticos, no dejan de lanzarlo duras críticas
que no hacen más que ayudar la carrera política que ha anunciado. Santos en
libertad no sólo afrontará las audiencias por el juicio que se le seguirá,
sino, además, va a trabajar en el proyecto político de Mas Democracia para las
próximas elecciones generales. Sin duda será candidato a la presidencia por una
facción de la izquierda peruana que no ha podido unirse.
“El Nelson Mandela de Cajamarca”. Un
periodista limeño que visitó recientemente la ciudad del Cumbe se refirió así,
con estos términos, a Santos
Guerrero. No creo que sea el Mandela de
Cajamarca porque hay una gran diferencia con el líder sudafriacano. Lo que
sucede es que Goyo sabe realizar muy bien sus movimientos políticos, sus
cálculos políticos son bien pensados, aunque los presuntos actos de corrupción,
que es problema de todo el aparato público, lo resta liderazgo. Por ejemplo, la
decisión de no reclamar la credencial de JNE y no dirigir el gobierno regional
de Cajamarca es un cálculo político muy bien conversado. Así lo demuestran los
argumentos que han salido a expresar a través de los medios locales no sólo él
mismo, sino, además, los otros dirigentes de Mas Democracia.
Santos Guerrero no es el Nelson
Mandela de Cajamarca, es más bien el producto de una protesta masiva en contra
de un proyecto extractivista que estaba cansando a un pueblo andino llamado
Cajamarca. La ausencia de Estado para hacer cumplir las normas ambientales y mineras
y el predominio del mercado sobre aquel han sido los factores que protagonizaron
el ascenso del personaje Goyo. Un
personaje, que representaba al Estado en ese momento, se puso contra el Estado y
de lado de un pueblo cuyas autoridades eran subordinadas por el poder
corporativista. Esta decisión no fue fácil para el dirigente rondero porque
sabía que se estaba metiendo no sólo contra un poder económico, sino contra un sistema que funciona desde casi de la fundación de la
República. Ese sistema es la economía basada en la exportación primario
exportadora. Así que Goyo no es el
Nelson Mandela de Cajamarca, es más bien el rebelde contra un sistema que nadie
se atreve a cuestionarlo, un sistema endiosado por los gobiernos de turno.
El camarada Marañón ahora en
libertad, como él lo ha expresado, va iniciar el trabajo nada fácil de una
nueva constitución. Es como Goyo enfrentándose a los molinos de viento de
Quijote. ¿La nueva constitución es el sueño del niño Goíto? Lo cierto es que, a
Santos Guerrero, lo tendremos en el próximo proceso electoral pugnando por la
presidencia de la república. El contexto político y social lo determinará.
Santos Guerrero es el rondero rebelde
por los caminos de la Mancha donde buscará el apoyo de una nueva constitución. No
es el defensor del agua, ni de la justicia, sino de un sueño que tiene dos
componentes: nueva constitución y nuevo modelo económico que, según él, se
implementa en Cajamarca. Sería bueno que lo explique porque no lo vemos por
ningún lado.
Al final, Santos Guerrero no es el
Mandela de Cajamarca, es el niño Goito con un sueño que pretende llevar
adelante en medio de las críticas de sus enemigos que no dejan hablar de él.