miércoles, 8 de enero de 2014

Rondas Urbanas ante ausencia de Estado. ¿La seguridad en manos de quién?



 La intervención de las Rondas  Urbana de Cajamarca, el último fin de  semana, en un centro de diversión nocturno de nombre “Alondra” no sólo ha suscitado comentarios a favor o en contra del accionar de la organización social, sino ha vuelto a colocar, sin que las autoridades quieran darse cuenta, en la agenda la presencia del Estado en temas que tienen que ver con la seguridad ciudadana y la respuesta de ésta.

La inseguridad no sólo es un problema local sino a nivel nacional.  Según estudios realizados en toda la región latinoamericana, incluye el Perú, no se cuenta con un diagnóstico preciso sobre el problema de la inseguridad en las ciudades. Lo que es más lamentable es que ni la policía cuenta con datos precisos sobre la creación y vigencia de las bandas o grupos delincuenciales que hacen de las  suyas las grandes urbes. Ni si quiera actúan dirigidos por un plan que ellos puedan haber formulado, sino lo hacen de manera reactiva, circunstancialmente. Es evidente que, en el Perú, no existen políticas públicas relacionadas con la seguridad ciudadana.  No se han formulado estrategias para combatir la inseguridad en el país.

En este contexto, de total abandono de las ciudades de la gran  urbe de Lima y de las provincias del interior del país en manos de la inseguridad, a la población no le queda otro camino que organizarse y defenderse de los delincuentes.  Ocupar el espacio que el Estado no lo hace. Las Rondas Urbanas de Cajamarca, quizá, puedan ser las primeras organizaciones sociales que aparecieron para suplir al Estado y sus instituciones que tienen que ver con la seguridad ciudadana. No aparecieron por capricho del dirigente que la conduce, por capricho de Fernando Chuquilín, sino por exigencia de una realidad: ausencia de Estado.

Las Rondas Urbanas de Cajamarca, desde varios años,  viene practicando la justicia popular que, en algunos casos, se exagera. Pero no hay otro camino para la población que organizarse y enfrentar a la delincuencia. ¿Dónde está el Estado? No existe. Sólo es formalidad y nombre. Las instituciones como el Ministerio Público, el Poder Judicial y la Policía Nacional, que tienen que ver con la seguridad ciudadana, son vistas por la población como inoperantes, burocráticas o paquidérmicas para presentar resultados. Lo que es más grave como corruptas. Si la ciudadanía no confía en las instituciones del  Estado no le queda otro camino que acudir a su propio pequeño Estado que actúa con sus propias normas. Es como si la misma población privatizara su seguridad. Es una salida pero peligrosa por las acciones sin control  que pueden ir contra los derechos de las personas, por ejemplo contra la salud de la personas.

Por las calles de Cajamarca, en las últimas semanas, se ha visto mayor número de policías; sin embargo cada fin de semana se escucha asaltos ya sea contra comerciantes, contra conductores de  mototaxis o taxis. La inseguridad no se combate con sólo presencia de policías en las calles, sino con resultados; es decir capturando a los delincuentes y ubicando los locales donde se concentra la delincuencia organizada. La indiferencia de las instituciones, que tienen que ver con la seguridad ciudadana,  es cada día más notoria.

Es hora que el Estado asuma su rol en el tema de la seguridad ciudadana. Caso contrario cada cual tomará la manera cómo combatir la delincuencia que terminará en más violencia.  Es verdad que las Rondas Urbanas de Cajamarca tienen un gran respaldo de la ciudadanía por sus resultados efectivos, pero es necesario que el mismo Estado se le acerque para que trabajen en coordinación. La policía y el Poder Judicial lo están haciendo.  Es necesario que se unan el Perú real y el Perú formal.                   

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