sábado, 6 de septiembre de 2014

El mundo ficcional del artista y sus emociones

Los días 29, 30 y 31 de agosto Cajamarca fue escenario del  IV Concurso Internacional de Pintura en que los arequipeños se llevaron los primero lugares. Asistieron al evento artístico artistas plásticos  de todas las regiones del Perú con la intención, obviamente, de ubicarse en los primeros lugares y, de este modo, lograr los premios ansiados. No sólo llegaron con el objeto de participar y ganar, sino de expresar su concepción artística creando su mundo ficcional.

El arte, como siempre lo he entendido, es la expresión de la personalidad del artista. El artista plástico, como  el creador literario, crea su mundo ficcional que lo construye desde el mundo objetivo. El pintor, haciendo uso de sus técnicas, construye ese mundo ficcional que algunos críticos literarios lo llama Real Maravilloso. Éste no es más que el Realismo Mágico que, de alguna manera, es realismo.

El artista, ya sea plástico o literario, en sus obras expresa su personalidad psicológica. No tiene, exclusivamente, planeado pintar o escribir. No hace caso la vida cotidiana exterior, sino la inspiración interna que, en muchos casos, tiene que ver con los sentimientos y las emociones que a veces no puede controlar. En su mayoría el arte, como terapia psicológica, es una válvula de escape para el artista. Gracias a él, el pintor o escritor mata sus monstruos que a veces lo lleva al filo del suicidio. José María Arguedas, por mucho tiempo, se refugió en la literatura, en la creación literaria, en sus novelas y cuentos que, de este modo, combatió sus monstruos que tenía  en su interior que, al final, no  pudo controlar.

Los artistitas que participaron en Cajamarca se ubicaron en las diversas calles del centro histórico de donde, haciendo uso de sus técnicas, construyeron sus propios mundos ficcionales a partir de lo que vieron objetivamente. El cuadro ganador, que a simple vista son trazos sin compresión, no es más que el mundo ficcional del autor. Es el reflejo de una de las calles de Cajamarca pero desde la perspectiva psicológica del autor o pintor. Por eso siempre entiendo que el cuadro de un artista o el cuento o novela del escritor es el estado emocional de artista. Es la personalidad del creador.

Muchos de los escritores, además de tener a lado a sus psicólogos que los ayudaban ante problemas emocionales, no solo lucharon contra sus monstruos internos, sino contra esa personalidad que el psicólogo no entendía. Éste no tenía más que el camino que tratar la personalidad patológica del artista escritor o pintor.

Algunos dicen que el escritor o  pintor termina en la pérdida de la razón. El llevar la realidad objetiva a la ficción pude ser la causa.        

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