Ante la llegada de los intermediarios del conflcito Conga, religiosos Gastón Garatea y moseñor Cabrejos, a la iglesía presviteriana en el jirón Batán, un sector de cajamarquinos gritan: ¡Ollanta asesino!, ¡Ollanta asesino!, ¡mi sangre, mi vida, todo por el agua! La indiganción colectiva del pueblo cajamarquino ha tomado el liderazgo. Se busca salida religiosa
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