Javier Diez Canseco |
Sin duda, se fue el último de los grandes
legisladores que ha tenido la clase política desde el siglo pasado, su
presencia prestigiaba al actual congreso de la república lleno de desprestigio
y corrupción. Javier Diez Canseco no sólo fue un gran político con principios
definidos, sino un maestro de quien aprendieron los jóvenes políticos de
izquierda y los que no lo son. El actual
el congreso, con su presencia, se daba el lujo de tener a un gran político como
legislador, pero los que lo invitaron a seguir siendo congresista lo
traicionaron y lo sacaron del congreso.
Congresistas corruptos de oposición y del oficialismo
se ensañaron con él porque quisieron que Javier se preste a todo que vaya
contra sus principios. Él no aceptó. Se distanció de ese falso nacionalismo que
dejó de lado la hoja de la gran transformación
para pasar a la hoja de ruta de los que no ganaron las elecciones y
gobiernan. No estuvo de acuerdo con lo que venía haciendo la gestión de Ollanta,
por ello se retiró para formara otra bancada junto a otros congresistas
expulsados del falso nacionalismo. Ya estaba en la mira. Hasta que lo
sacaron.
Cajamarca agradece a Javier Diez Canseco
porque estuvo de lado de un pueblo que salió a las calles a defender su
dignidad y la vida. Fue uno de los pocos políticos que recibió a los
cajamarquinos quienes, en la Marcha del Agua, se desplazaron a la capital para
pedir que el ejecutivo tome medidas sobre la irregular actividad de la minería
en la región. Recibió las iniciativas legislativas de los marchantes, lo
canalizó en el congreso para que sea debatido y aprobado, pero el pleno jamás
lo hizo. Ahora, el proyecto de ley que defiende las cabeceras de cuenca, ante
la pérdida de Diez Canseco, queda en manos de los demás congresistas que
también son autores del proyecto.
Su honestidad y dignidad fue manchada por el
actual congreso cleptocrático. Pero el Poder Judicial se encargó de
dignificarlo. Ordenó que sea repuesto en el lugar de donde lo expulsaron.
Empero la mesa directiva del congreso, con su presidente a la cabeza, se zurró
en la disposición. No hizo caso. Hasta que, hipócritamente, ante su muerte,
quiso hacerse presente con flores a lo que la familia de Javier ha rechazado.
Hoy, en Cajamarca, jóvenes seguidores de
Javier y militantes del partido Socialista, realizarán una vigilia en nombre
del gran político y maestro. Los jóvenes recordaran al gran maestro y limpiaran
la afrenta a la que el congreso actual ha manchado. Proyectarán en la plaza videos
de la trayectoria de la vida política y maestros de Diez Canseco.
El pueblo no olvidará a Javier por su lucha de
los derechos humanos y la justicia social. Fue el último González Prada del
siglo XXI porque, teniendo la posibilidad de ser un político de recha por
proceder de una familia acomodada, decidió abandonarla para dedicarse a luchar
por los más necesitados, por los descamisados como decía el peronismo.
Tendrá que pasar cien años para que nazca un
nuevo Javier Diez Canseco y la política peruana vuelva a ser decente. Se fue el último jacobino elegante en su discurso, incisivo en su fiscalización.
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